Estilos narrativos

Los tipos de narración que más abundan son: narrador omnipresente en tercera persona(como si fuera Dios), y narrador en primera persona que explica sus vivencias.

El narrador que todo lo sabe… ¿cómo lo sabe todo? La escritura llamada realista normalmente adopta la primera persona: el narrador explica sus vivencias personales, sus pensamientos, sus sensaciones, ya sean realidad o fruto de su imaginación.

Para escribir de manera realista y trabajar la psicología de varios personajes además de las acciones observables desde el exterior, el escritor tiene que realizar el esfuerzo de salirse de un solo cuerpo para así poder entrar en la mente de muchos, alternando de este modo hechos con pensamientos. En mi primera novela usé un enfoque narrativo múltiple junto a monólogos interiores, separando las distintas perspectivas por capítulos.

Hay momentos en que el narrador omnipresente en tercera persona se funde con los pensamientos de los distintos personajes creando cierta ambiguedad en el estilo narrativo siguiendo con respeto y admiración la senda iniciada por los maestros Hemingway o Joyce. Entonces son los propios personajes que explican la historia. La técnica estilística resultante de dicho ejercicio deviene de esta manera una metáfora para expresar que no existe un ente superior omnipotente, sino tan solo múltiples individuos con ambiciones, deseos, miedos… que se relacionan en el juego de la vida, y la historia no es nada más que el rastro que han dejado en su interacción: filosofía en la literatura, pues según Shakespeare, la vida es un teatro.

Shakespeare, La tragedia de Julio Cesar: Casius hablando a Brutus(Acto 1, escena 2):

Los hombres en algún momento son dueños de su destino:
El problema, querido Brutus, no está en nuestras estrellas,
sino en nosotros que permanecemos debajo.

Shakespeare, Antonio y Cleopatra: Cleopatra hablando a sus sirvientas justo antes de dejarse morder por la cobra:

Oigo a Antonio que me llama: lo veo
levantarse para honorar mi noble acto.
Oigo como se ríe de la suerte de Octavio,
la que conceden los dioses a los hombres
como consuelo al finalizar su ira:
marido, estoy en camino:
¡Ahora que mi coraje prueba mi título!
Soy fuego y aire; mis otros elementos
los abandono ahora a una vida más simple.

Publicado el 11/08/2014 en Historia, Negro Sobre Negro y etiquetado en , . Guarda el enlace permanente. Deja un comentario.

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